Salación: Creencia relacionada con el "mal de ojo", mito sobre el que Enrique de Villena escribió en 1425. La sal siempre ha sido un elemento usado para rituales mágicos, y en el pasado se usaba para obtener protección. Este trabajo incluye poner huevos con sal en los lugares donde el individuo se desenvuelve. La persona sufrirá accidentes y calamidades.
Entierros: Es común verles en cementerios. Consiste en anudar muñecos que simbolizan a la persona y, dependiendo del mal que se le quiera hacer, ciertos espíritus son invocados para que la "víctima" se autodestruya lentamente. Se usan fluidos corporales y otros tipos de materia orgánica en el proceso.
Amarre o endulzamiento: Suelen "diferenciarse" los dos conceptos, pero tienen el mismo fin: hacer que alguien se enamore del que hechiza. Se invoca un espíritu utilizando una foto o una prenda de la "víctima". El riesgo es que ésta puede terminar destruida, lo mismo que la persona que hizo el hechizo.
Vudú: Religión animista de origen africano, popular sobre todo en Haití. De esta también salió la santería brasileña. En la cultura popular se le conoce por el poder atribuido de resucitar a los muertos y de controlarlos a voluntad (zombis), o de clavar agujas en muñecos que representan el espíritu de la “víctima”.
Supuestamente, cada alfiler que se clave, atormentará a la persona con atroces dolores. En un artículo relatado por el periodista de viajes Carlos Mesa, este describió cómo se untaba a los muñecos con sangre de cerdo y se pinchaba y enterraba al muñeco. La “víctima” de este trabajo, según relató el brujo, muere a los 9 meses.
Sacrificios: Se usa para diversos rituales, pero sobre todo para invocar espíritus poderosos. El sacrificio de sangre se usa como "precio" a pagar para invocar entidades con mayor poder y jerarquía. De hecho, aún se sacrifican humanos en Uganda, como se reveló en 2010, al verse la cantidad de niños que estaban siendo raptados en ese país.
Supuestamente, esto matará violentamente a la víctima del "trabajo".
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